La Bodeguita


24 de julio de 2009

El águila y la zorra



Un águila y una zorra que eran muy amigas decidieron vivir juntas con la idea de que eso reforzaría su amistad. Entonces el águila escogió un árbol muy elevado para poner allí sus huevos, mientras que la zorra soltó a sus hijos bajo unas zarzas sobre la tierra al pie del mismo árbol.

Un día que la zorra salió a buscar su comida, el águila, que estaba hambrienta cayó sobre las zarzas, se llevó a los zorruelos, y entonces ella y sus crías se regozijaron con un banquete.

Regresó la zorra y más le dolió el no poder vengarse, que saber de la muerte de sus pequeños;
¿ Cómo podría ella, siendo un animal terrestre, sin poder volar, perseguir a uno que vuela ? Tuvo que conformarse con el usual consuelo de los débiles e impotentes: maldecir desde lejos a su ahora enemiga.

Mas no pasó mucho tiempo para que el águila recibiera el pago de su traición contra la amistad. Se encontraban en el campo unos pastores sacrificando una cabra; cayó el águila sobre ella y se llevó una víscera que aún conservaba fuego, colocándola en su nido. Vino un fuerte viento y transmitió el fuego a las pajas, ardiendo también sus pequeños aguiluchos, que por pequeños aún no sabían volar, los cuales se vinieron al suelo. Corrió entonces la zorra, y tranquilamente devoró a todos los aguiluchos ante los ojos de su enemiga.



Nunca traiciones la amistad sincera, pues si lo hicieras, tarde o temprano del cielo llegará el castigo.

Matrimonio wicca (atadura de manos)


La expresión que se usa en la Wicca para el matrimonio es Handfasting (atadura de manos). A diferencia de los cristianos y su "hasta que la muerte los separe" al unirse en matrimonio, los wiccanos nos casamos bajo la premisa de: "mientras el amor dure". Cuando ya no existe amor entre un hombre y una mujer, ellos son libres de seguir su camino. Antiguamente este ritual se efectuaba cada 7 años para que las parejas renovaran sus votos de matrimonio, actualmente por cuestiones prácticas sólo se realiza una vez, aunque se pueden renovar votos si la pareja así lo desea. El hecho de que nuestro matrimonio es hasta que el amor dure, puede parecer como un juego, pero no lo es… de hecho las parejas antes de querer casarse es requisito que el sacerdote o la sacerdotisa que los unirá tenga una entrevista con ambas partes para "evaluar" su deseo de casarse.
La unión de dos almas es un acontecimiento bendito. La unión de dos almas que invitan a la magia a entrar en sus corazones es doblemente bendita, porque pasan a formar parte de una de las tradiciones de amor más antiguas y sencillas. Mucho antes de que la legalidad de una unión llegara a ser prácticamente más importante que la unión en sí misma, la celebración ritual de la unión de manos fue una práctica habitual y muy querida entre los antiguos celtas durante varios cientos de años.
El sencillo y romántico ideal de la unión de manos sigue vivo en la actualidad y muchos paganos y wiccanos han recurrido a este tipo de unión por sus matices sutiles, naturales, y su cualidad mágica. Tanto si la ceremonia es oficiada por un sumo sacerdote o una suma sacerdotisa, como si simplemente es un momento privado que comparte la pareja con algunos amigos íntimos, la tradición de la unión de manos continua existiendo actualmente en la comunidad mágica, para bien o para mal, para una mayor o una menor riqueza, mientras la pareja desee compartir el camino de la vida y el amor.
En muchos aspectos, la unión de manos es como cualquier otra boda moderna. Una pareja decide prometerse públicamente amor y fidelidad, normalmente teniendo como testigos a amigos y familiares, bajo la guía de un líder respetado de la comunidad. A menudo, la pareja intercambiará símbolos de amor: normalmente anillos, cuya forma redonda simboliza el círculo intacto del amor que se están prometiendo, sin principio ni fin. Después de muchas sonrisas, lágrimas, risas y fotografías, todos se marchan con recuerdos felices del acontecimiento.
Sin embargo, aquí se acaban las similitudes.
Uno de los beneficios de la unión de manos es que no tiene una verdadera estructura y que puede adaptarse para incluir una variedad de ceremonias distintas que la pareja puede elegir. Se utiliza con frecuencia para las uniones de parejas del mismo sexo, especialmente cuando no pueden tener una unión legal de este tipo a través de la Iglesia o el Gobierno.
La fecha de la unión de manos es significativa. Muchas parejas eligen casarse en Beltane, en sincronía con la unión del Dios y la Diosa, y cuando la fertilidad de la Tierra está en su punto más alto; otras, sin embargo, podrían evitar completamente esta época por respeto a sus creencias. Algunas parejas pueden planear el acontecimiento de acuerdo con la Luna Creciente o Menguante, y algunas deciden unirse cuando la Luna está Llena o Nueva, prometiendo un nuevo comienzo y un amor para toda la vida.
En cuanto a la ceremonia en sí misma, puede celebrarse de innumerables maneras, en innumerables lugares. Una de las alegrías del sistema de creencias pagano o wiccano es que las ceremonias religiosas no tienen que estar necesariamente limitadas a un edificio. La Iglesia pagana es la totalidad de la Tierra y muchas parejas se unen al aire libre, en tranquilas zonas boscosas, en jardines con flores o junto a la belleza y el misterio del océano. Se cree que unirse en un cruce de caminos da buena suerte,pues la unión de los dos caminos simboliza la unión de los dos corazones durante la ceremonia.
Las parejas pueden vestirse como quieran. Algunas se adornan con símbolos mágicos, coronándose con la señal del Dios y de la Diosa. Otras visten túnicas especiales que se guardan para ceremonias mágicas. Otras eligen una ropa sencilla, eligiendo la comodidad por encima de la exhibición. Aunque el blanco es el color tradicional para las novias de casi todo el mundo, los paganos tienen una mayor libertad para elegir el color de su vestido ceremonial.
Durante la ceremonia, se dibuja un círculo que abarca a todo el grupo de la boda dentro de su anillo protector. Puede dibujarse con una varilla y visualizarse en el ojo de la mente, como durante la práctica de la magia, o puede hacerse físicamente. Los círculos de rocas, velas, cristales o pétalos de rosa (una elección muy popular) también son apropiados, dependiendo del lugar donde se celebre el acontecimiento. Debería haber mucho espacio para que los invitados puedan moverse con libertad y sentirse cómodos.
Se encienden velas y se colocan en el norte, el sur, el este y el oeste, como es tradicional en todas las prácticas de magia, y se coloca un altar cerca del lugar en el que tendrá lugar la unión de manos. El altar debería estar decorado con los artículos necesarios para la ceremonia: los documentos adecuados, un cáliz, un lazo o una tela para atar las manos y, cerca, una escoba o un cepillo.
Una vez que se ha trazado el círculo, la ceremonia puede comenzar. Como era tradición hace siglos, cuando la unión de manos era una declaración de intenciones, la pareja debe anunciar delante de las personas ahí reunidas su deseo de formar una unión y su intención de que sus manos sean unidas en ese momento. Llegado este punto, quienquiera que esté presidiendo la ceremonia puede preguntar si alguno de los presentes se opone a la unión, como se hace en las bodas modernas.
Los dos miembros de la pareja recitarán sus votos a la otra persona, poniendo énfasis, por supuesto, en que vienen a esta unión "con un amor perfecto y una confianza perfecta" con la finalidad de ser compañeros de su futuro cónyuge. A continuación, cada uno de ellos beberá del cáliz y luego ofrecerá la bebida a su pareja, simbolizando la forma en que cada uno de los esposos calmará y alimentará al otro.
Luego viene el amarre de las manos. Algunas costumbres sugieren que sólo se unan las manos derechas y otras que se aten únicamente las manos izquierdas. En Alemania, sin embargo, la unión de manos que se llevaba a cabo con las manos izquierdas no se consideraba válida, sino que era únicamente un acuerdo para que la mujer fuera protegida por el hombre. Es importante decidir de qué manera elegirá la pareja ser atada.
La mayoría de parejas se ata utilizando ambas manos para formar un antiguo símbolo. Mirándose cara a cara, la pareja une sus manos derechas y luego sus manos izquierdas, formando la figura de un ocho, la cual representa la eternidad. La cinta o la tela se coloca entonces sobre sus manos, o se ata sin apretar alrededor de las muñecas, uniéndolas. La pareja puede volver un año y un día más tarde para que le vuelvan a atar el lazo, esta vez con un nudo apretado: una unión que no puede romperse. Entonces la pareja es declarada marido y mujer.
Al final de la ceremonia, después de que todos los documentos adecuados han sido firmados, se lleva a cabo la tradición de saltar sobre la escoba. Los orígenes de esto tienen varios significados, aunque suelen relacionarse con la historia africana y afroamericana. Saltar sobre la escoba es dar el salto hacia el matrimonio y hacia las responsabilidades que la vida matrimonial conlleva. Simboliza el esfuerzo que uno pone en el matrimono. La escoba barre el pasado y despeja el camino para el futuro.
Por encima de todo, la ceremonia de unión de manos no debería tomarse a la ligera. No debería verse como una unión con una "cláusula de escape" cómoda si las cosas no funcionan. La pareja sólo debería estar sispuesta a unirse bajo estas condiciones si realmente desea un compromiso real y duradero, según las tradiciones antiguas. La unión de manos, con toda su simplicidad, es una promesa real y reconocible entre dos personas que atan sus manos, sus corazones y sus vidas como si fueran una sola persona.
Como las alianzas, la unión de manos en forma de ocho y los nudos del lazo de matrimonio, el amor verdadero no tiene principio ni fin, y no puede deshacerse. Incluso si los únicos asistentes son la Diosa y el Dios, las promesas realizadas durante una unión de manos siguen vigentes durante toda la vida y pasan a la siguiente: durando eternamente, eternamente fieles, eternamente unidos en el amor.

Un cuento celta: El destino de los hijos de Lir


Irlanda fue, una vez hace mu­cho tiempo, escenario del encuen­tro de sus cinco reyes que se reu­nieron para determinar quién de ellos debía ser la cabeza reinante sobre todos los demás. El rey Lir de la Colina del Campo Blanco estaba convencido de que él sería el elegido. Sin embargo, cuando los nobles entraron en concilio, eligieron como rey supremo a Dearg, hijo de Daghda, porque su padre había sido un gran druida y él era el mayor de sus hijos.
Entonces Lir enfurecido, abandonó la asamblea de los reyes y se marchó a su castillo de la Colina del Campo Blanco.

Los demás reyes decidieron ir tras él para casti­garle a lanza y espada por no rendir la debida obediencia al hombre a quien habían otorgado la supremacía: pero Dearg, el nuevo rey, lo prohibió diciendo: "Es mejor que le atemos a nosotros por los lazos del parentesco, para que la paz reine duradera en esta tie­rra. Así pues, enviadle, para que escoja entre ellas esposa, a las tres doncellas de más hermosa figura y mejor reputación de Erin, las tres hijas de Oilell de Aran, mis propias tres florecillas".
Entonces los mensajeros llevaron a Lir noticia de que Dearg le daría una hija de sus hijos. A Lir le agradó, y al día siguiente se puso en marcha con cin­cuenta carros desde la Colina del Campo Blanco. Y llegó al lago del Ojo Rojo, cerca de Killaloe. Y cuando Lir hubo visto a las tres hijas de Oilell, el rey Dearg le dijo: "Escoge una de las doncellas, Lir".
"No sé," contestó Lir, "cuál es la mejor de todas ellas; pero la mayor es la más noble. Es a ella a quien tomaré".
"Sea como quieras", dijo el rey Dearg, "Ove es la mayor, y para ti será, si tú así lo deseas".
Y Lir y Ove se casaron, y volvieron a la Colina del Campo Blanco
Más tarde tuvieron dos gemelos, un hijo y una hija, y les dieron los nombres de Fingula y Aod. Y otros dos hijos vinieron tras ellos, Fiachra y Conn.

Pero Ove murió cuando éstos nacieron, por lo que Lir se condolió amargamente, y, de no ser por el gran amor que sentía hacia sus hijos, habría muerto de pena.
El rey Dearg se apenó tanto de la suerte de Lir, que le dijo: "Nos afligimos por Ove y por ti; y por ello y para que nuestra amistad continúe viva, te daré a su hermana, Oifa, por esposa".
Lir aceptó, y finalmente se unieron en matrimonio, y él la llevó a su castillo.
Al principio, Oifa sintió afecto y respeto por los hijos de Lir y su hermana, pues ciertamente, nadie que viese a los cuatro niños podía evitar darles todo el amor de su alma. Lir se desvivía por los niños, tanto que éstos dormían siempre en unas camas grandes frente a la de su padre, el cual solía levantarse con los primeros albores, cada mañana, para tenderse entre ellos. Pero, quizá debido a esto, pronto el dardo de los celos penetró el corazón de Oifa, que comenzó a mirar a los niños con odio y enemistad.

Un día mandó que le preparasen un carruaje, y montó en él, los cuatro hijos de Lir. Debía conducirlos al castillo del rey Dearg por deseo del propio rey.
Fingula no deseaba hacer aquel viaje con ella, porque había tenido un sueño la noche anterior que le advertía contra Oifa: pero no logró escapar a su destino.
Y así cuando la carreta llegó al Lago de Oaks, Oifa dijo a la gente de allí: "Matad a los cuatro hijos de Lir, y os daré, a cambio, cualquier tipo de recompensa que deseéis". Pero todos rehusaron y le dijeron que sus intenciones eran malignas.

Entonces, sintió deseos de tomar una espada y matar ella misma a los niños, pero su propio miedo y su debilidad se lo impidieron así que los llevó hasta el lago con la excusa de bañarse, y éstos hicieron lo que Oifa les dijo. Mas tan pronto como estuvieron dentro del lago, agitó sobre ellos una varita de Druida para encantamientos y conjuros, y les dio la forma de cua­tro hermosos cisnes, completamente blancos, y les cantó esta canción:
"Deslizaos sobre las salvajes olas,Hijos del rey,En adelante, vuestros sollozos se mezclaránCon los gritos de las aves".
A lo que Fingula contestó:
"¡Bruja! ¡Ahora sabemos lo que en verdad eres! Quieres que vaguemos de ola en ola. Pero de vez en cuando descansaremos sobre las islas
Nosotros recibiremos descanso, y tú serás castigada.Aunque nuestros cuerpos queden aquí en el lago,Nuestras mentes volarán a casa".
Y esto añadió: "Asigna un fin a la ruina y la desgra­cia que has traído sobre nosotros".
Oifa rió y dijo: “No seréis liberados, hasta que la mujer del Sur se una al hombre del Norte; hasta que Lairgnen de Connaught se case con Deoch de Munster. Nadie tendrá poder para sacaros de esas formas. Vagaréis sobre los lagos y arroyos de Erin durante novecientos años. Y solamente esto os concederé: conservaréis vuestro propio habla, y no habrá música en el mundo que iguale a la vuestra, a la lastimera música que vosotros cantaréis". Lo que dijo quizá al sentirse algo arrepentida por el enorme mal que había hecho.
Y entonces entonó esta canción:
“Lejos de mí, hijos de Lir Juguetes de los vientos desde ahora; Hasta que Lairgnen y Deoch se unan, Hasta que os halléis al noroeste de la Roja Erin. Una espada traicionera atraviesa el corazón de Lir, De Lir, el poderoso campeón, Y aunque yo he empuñado la espada, Mi victoria me hiere el corazón también a mí”.

Después hizo girar a sus caballos y continuó su viaje a la morada del rey Dearg.
Cuando llegó, los nobles de la corte le pregunta­ron dónde estaban los hijos de Lir, y Oifa les respon­dió:
—Lir no quiere confiarlos al rey Dearg.
Pero Dearg sospechó, en silencio, que la mujer les había jugado alguna traición y, de acuerdo con sus temores envió mensajeros a la corte del Campo Blanco. Lir preguntó a los mensajeros:
—¿Para qué habéis venido?
—Para recoger a tus hijos, Lir —dijeron.
—¿No han llegado a vuestra corte con Oifa? —preguntó extrañado Lir.
—No —replicaron los mensajeros— Oifa dijo que tú no habías dejado a los niños ir con ella.

Lir, al oír tales cosas, sintió una melancolía y tris­teza profundas en su corazón, porque supo que Oifa había hecho algún mal a los niños, e inmediatamente partió hacia el Lago del Ojo Rojo.
Y cuando los hijos de Lir le vieron venir, Fingula cantó esta canción:
“Bienvenida sea la cabalgata de corceles Que aproximándose está al Lago del Ojo Rojo, Mágica y afligida compañía Sin duda andando en nuestra busca. Deslicémonos hasta la orilla, oh Aod, Fiachra y querido Conn Ninguna hueste bajo el cielo pueden aquellosjinetes ser sino el rey Lir con su poderoso séquito”.
El rey Lir, alcanzando la orilla, escuchó a aquellos cisnes hablar con voces humanas. Y, dirigiéndose a ellos, les preguntó quiénes eran. Fingula le respondió diciendo: “Somos tus pro­pios hijos, traicionados por tu esposa, hermana de nuestra propia madre, a causa de su mente malévola y de sus celos”.

“¿Cuánto tiempo ha de durar este conjuro sobre vosotros?”, inquirió angustiado Lir.
“Nadie puede liberarnos hasta que la mujer del Sur se una al hombre del Norte; hasta que Lairgnen de Connaught se case con Deoch de Munster”.
Entonces. Lir y su gente elevaron al cielo gritos de pena, sollozos y lamentaciones y permanecieron junto a la orilla escuchando la melancólica melodía de los cisnes hasta que al fin se alejaron volando, y el rey Lir emprendió de nuevo su marcha a la corte del rey Dearg. Allí contó lo que Oifa había hecho a sus hijos. Dearg utilizó su poder sobre Oifa y le ordenó que dijera qué forma en el mundo le parecía la más fea de todas. Ella contestó que la forma de un demonio del aire.

“En esa forma, pues, te convertiré”, dijo el rey Dearg, y agitando sobre ella su varita de Druida para encantamientos y conjuros, le hizo tomar la forma de un demonio del aire. Ella se fue volando al instante, y todavía hoy es un demonio del aire y eso será para siempre jamás.
Los hijos de Lir continuaron deleitando a los cla­nes Milesianos con la mágica dulzura de la armonía de sus canciones, y nunca se oyó en Erin melodía alguna que se pudiese comparar con aquella música, hasta que llegó el tiempo señalado para ellos de abandonar el lago del Ojo Rojo. Entonces Fingula declamó esta canción de partida:
“¡Adiós, rey Dearg, Señor de la sabiduría druídica! ¡Adiós padre querido, Lir de la Colina del Campo Blanco! Vamos a pasar el tiempo asignado, Lejos de las moradas de los hombres, en la corriente del Moyle, Amarga y salobre será nuestra suerte, ¡Hasta que Deoch venga a Lairgnen! Venid pues, hermanos, una vez de mejillas sonrosadas; Partamos de este Lago del Ojo Rojo Y separémonos, con tibieza, de la tribu que os ha amado”. Y emprendieron su vuelo; y volaron altos, ligeros, etéreos, hasta que alcanzaron el Moyle, entre Erin y Albain.

Los hombres de Erin se apenaron por su partida, y desde entonces, se proclamó, a lo largo y ancho de Erin, que jamás sería matado ningún cisne.
Los hijos de Lir se alejaron completamente solos, volando llenos de frío, de pena y de nostalgia, hasta que un día una fuerte tempestad se desató sobre ellos, y Fingula gritó:
—Hermanos, designemos un lugar para volver a encontrarnos, si la fuerza de los vientos nos separara.
Y ellos le contestaron:
—Escojamos para encon­trarnos, oh hermana, la Roca de las Focas.
Entonces las olas se levantaron y el trueno bramó, los relámpa­gos resplandecieron, y la tempestad barrió la superfi­cie de las aguas, de modo que los hijos de Lir se vieron disparados por el ancho mar. Después de aquella gran tempestad vino, no obstante, una calma plácida, y Fingula, encontrándose sola entonó esta canción:
“¡Ay de mí, que todavía estoy viva! El hielo ha pegado mis alas al costado. Oh, mis tres amados, oh, mis tres amados, Que bajo el abrigo de mis plumas se escondían Hasta que los muertos vuelvan a los vivos. A los tres jamás volveré a encontrar!”.

Y emprendió el vuelo a la Roca de las Focas, donde al instante vio a Conn viniendo hacia ella con paso torpe y las plumas empapadas, y también a Fiachra, fría, mojada y fatigada; no podían decir una sola palabra, de lo ateridos y agotados que estaban: pero Fingula los cobijó para calentarlos bajo sus alas
Y les dijo:
—Si Aod estuviera con nosostros ahora, nuestra felicidad sería más completa.
Más al poco vieron a Aod venir hacia ellos con la cabeza seca y las plumas arregladas. Fingula lo puso bajo el plumón de su pecho, a Fiachra bajo su ala derecha, y a Conn bajo la izquierda, y entonaron este canto:
“Mala fue nuestra madrastra con nosotros, Utilizó su magia maligna, Enviándonos al norte, al ancho mar En la forma de cisnes mágicos. Nuestro baño en la orilla del lago Es la espuma de la marea de saladas crestas Nuestra parte de la fiesta de la cerveza Es la salmuera del mar de azules crestas”.

Un buen día vieron una espléndida cabalgata de corceles blancos como la nieve venir hacia ellos, y, cuando se acercaron, conocieron que eran los dos hijos del rey Dearg que habían estado prestándolos durante largas jornadas para darles noticias del rey y de Lir, su padre.
—Ellos están bien —les dijeron— viven unidos, y serían completamente felices si vosotros estuvieseis con ellos, o si al menos supieran a dónde habéis ido desde el día en que abandonasteis el Lago del Ojo Rojo.
—¡Nosotros no somos felices! —exclamó Fingula, y cantó esta canción:
”Esta noche son felices en la casa de Lir, Abundantes son su comida y su vino. Pero los hijos de Lir —¿qué ha sido de ellos Plumas tenemos por ropas de cama, Y por toda comida y vino La Blanca arena y la amarga salmuera, La cama de Fiachra y el lugar de Conn Bajo el abrigo de mis alas en el Moyle, De mi pecho tiene Aos su techo Y así todos juntos descansamos”.
Y los hijos del rey Dearg volvieron a la corte de Lir y contaron al rey la situación de sus hijos.
Al fin se acercaba el día para que los hijos de Lir cumplieran con su suerte. Volaron por la corriente del Moyle hasta la Bahía de Erris, y permanecieron allí hasta el momento de su lejano destino.

Una vez cumplido, viajaron hasta la Colina del Campo Blanco y lo encontraron todo desolado y vacío, sin nada más que verdes muros sin techo y sel­vas de ortigas. Ninguna casa, ni fuego, ni lugar habi­tado. Los cuatro se aproximaron más, y elevaron tres gritos de lamentación, y Fingula cantó:
“Es amargo para mi corazón Ver la morada de mi padre abandonada ¿Dónde están las jaurías de perros? ¿Dónde las mujeres y los valientes reyes? ¿Dónde los cuernos de vino y las tazas de madera? Ya nadie bebe en sus luminosos salones. Por el estado de esta casa veo Que su señor, nuestro padre ya no vive. Mucho hemos sufrido en nuestros años errantes, Flagelados por los vientos, helados por el frío; Ahora ha llegado el mayor de nuestros dolores. No hay hombre que nos conozca en la casa donde nacimos”.
Entonces, los hijos de Lir volaron a la Isla de la Gloria de Brandan el santo, y se establecieron en el Lago de los Pájaros hasta que el santo Patrick vino a Irlanda y el santo Mac Howg llegó también a la Isla de la Gloria.
Y la primera noche que Mac Howg pasó en la isla, los hijos de Lir oyeron la voz de su campana tañir por maitines, y se sobresaltaron llenos de terror; y los hermanos pidieron a Fingula una explicación.
—¿Qué es eso, queridos hermanos? —dijo—. No sabéis qué es ese sonido apagado y tembloroso que hemos oído.
Y recitó esta canción:
“Escuchad la campana del Clérigo, Plegad vuestras alas y elevad Gracias a Dios por su venida Agradeced haberlo oído, El os liberará de vuestro dolor, Y os llevará lejos de las rocas y piedras. Amados hijos de Lir Escuchad la campana del Clérigo”.
Y Mac Howg descendió hasta la orilla del lago y les preguntó:
—¿Sois vosotros los hijos de Lir?
—Ciertamente, lo somos —aseguraron.
—¡Gracias a Dios! —dijo el santo— Es por vosotros por quienes he venido hasta esta isla, más lejana que ninguna otra isla de Erin. Descended a tierra ahora, y depositad vuestra confianza en mí.

Ellos se posaron en tierra, y él hizo unas cadenas de brillante plata blanca, y puso una entre Aod y Fin­gula, y otra entre Conn y Fiachra.
Sucedía que en aquel tiempo Lairgnen, príncipe de Connaught, iba a casarse con Deoch, la hija del rey de Murister. Ella, que había oído la historia de los cis­nes y sentía un gran amor y afecto por ellos, había dicho que no contraería matrimonio hasta que tuvie­ra a los cisnes errantes de la Isla de la Gloria a su lado. Lairgnen envió por ellos al santo Mac Howg. Pero el santo no quiso entregarlos, y Lairgnen y Deoch fue­ron ambos a la Isla de la Gloria. Y Lairgnen fue a coger a los pájaros del altar: pero, tan pronto como puso sus manos en ellos, sus abrigos de plumas se desprendieron de sus cuerpos y los tres hijos de Lir se convirtieron en tres hombres ancianos, huesudos y marchitos y Fingulla entonó esta canción:
“Ven y bautízanos, oh clérigo, limpia nuestras manchas. Hoy veo nuestra tumba: Fiachra y Conn, uno a cada lado, Y en mi regazo, entre mis brazos, situad a Aod, mi bello hermano”.

Después de esto, los hijos de Lir fueron bautiza­dos. Y entonces murieron, y fueron enterrados tal como Fingula había dicho; Fiachra y Conn a cada uno de sus lados, y Aod delante de ella. Se levantó un túmulo de piedras sobre ellos, y en él se escribieron sus nombres en caracteres rúnicos. Tal que fue el destino de los hijos de Lir.

Soñando contigo



He probado por los mil desiertos en tu aroma siento la culminación de mis sueños irrelevantes que se colman de sabores variados.
No me pierdo si no que me encuentro entre tus cabellos largos que brillan al sol, no me siento pero percibo aquellos latidos de tu corazón que junto a los míos se hacen eternos.
Que bellas manos son aquellas que acaricio me convocan en la locura, con bosquejos de un instante profético de la vida, miro tus ojos y en ellos me entrego a la calma del océano que me vuela en las paredes del insulso destino.
Bendigo cada parte que me lleva a tu mirada a tu piel rozagante. La suavidad de tu pecho en el cual me cobijo es el paraíso, bailar en tu piel no me siento más que la felicidad un predecir de aquellos sonidos de tus labios que mojados en la más bella poesía se asemejan a la calma insostenible.
Un dulce tormento que me convierte en cómplice y en deseos infructuosos de tus brazos en ellos me aprisionan tal cual prisionero del destino del amor ideal.
Bella es tu piel que brilla antes del amanecer .Soy un completo idiota de la locura que me complace. Como padeciendo la locura ensimismada de utopías de un sueño.
Que madeja de sueños son las que me complacen de ti, que paciencia tan hermosa. Dulce suspiro que me vuelve a tus orillas…Me vuelvo una ola para estar en tus brazos, soy el cómplice de tu ternura de tus gestos y manías que me convierten en prisionera de este amor
Alcanzo tus manos entre los sueños que hoy nos convoca. ¿Dime amado que tormento más sublime hemos de vivir más que el nuestro? que es el mismo cielo convertido en un paraíso de miradas eternas… Hoy tengo en mis manos…un viaje al infinito volaremos hacia la eternidad de nuestros sentidos aquellos sin lugar se han convertido en un padecer de locuras, las cuales me hace ser feliz.